jueves, 20 de agosto de 2009

Programa APIC de Cooperación al Desarrollo

Autor: Antonio Giménez
Presidente Fundación APIC España

Que la pobreza es causa de estancamiento económico, no es solo una opinión del Banco Mundial. Los empresarios de los países desarrollados y en vías de desarrollo, son cada vez más conscientes de esa realidad.

Las instituciones de cooperación internacional (fundaciones, ONGs, organismos multilaterales, etc.) tienen una dilatada experiencia en la ejecución de todo tipo de programas sociales, en países en vías de desarrollo. Las empresas tienen la capacidad de aportar experiencia y gestionar con eficiencia las actividades productivas, sus decisiones buscan finalmente la rentabilidad.

La sostenibilidad de los programas sociales se consolida con la incorporación de proyectos productivos. Los programas que incorporan en su diseño inicial, el componente social y el productivo, tienen mayor capacidad de éxito.

La colaboración entre las empresas y las instituciones de cooperación internacional en la lucha contra la pobreza, es un reto que exige un esfuerzo de entendimiento común. Lograr ese entendimiento se facilita con la ejecución de proyectos concretos.

La localización de proyectos en zonas deprimidas y de conflicto, no son las elegidas habitualmente por el mundo empresarial para desarrollar sus actividades en general. Crear condiciones e incentivos económicos en esas zonas, es fundamental para la participación empresarial.

El programa APIC de cooperación al desarrollo, basado en negocios inclusivos, propone un modelo de desarrollo regional, que se convierte en un instrumento práctico con capacidad de materializar esa colaboración.

El programa incorpora un modelo formativo y un modelo productivo




El modelo formativo se materializa con la creación del Centro APIC de Formación, que es el núcleo vertebrador de todo el proyecto por las tareas que desempeña, tanto de resocialización como de capacitación laboral. El Centro además, incorpora dentro de sus objetivos, diferentes acciones para el futuro de sus egresados, a través de unidades de desarrollo empresarial.





La elaboración de planes de negocios específicos que posibiliten la toma de decisiones de los empresarios, la creación de incentivos y la prestación de servicios para facilitar la localización de sus instalaciones, son elementos determinantes para conseguir la participación empresarial.

Finalmente disponer de los volúmenes de producción de calidad adecuados, determina decisiones de inversión por parte de los empresarios del sector agropecuario. Estas inversiones generan valor añadido y dan estabilidad al trabajo de los agricultores. Para iniciar el proceso de la producción de calidad, hay que contar con un capital humano capacitado que pueda desempeñar bien sus tareas y en un marco de estabilidad vital mínimo. Intentar conseguir este círculo virtuoso, es el reto del proyecto, en el lugar donde se ejecute.



El modelo productivo se convierte entonces, en una solución real de creación de riqueza para la población y en una solución de sostenibilidad de todo el programa. De una parte hay que producir y de otra hay que generar valores añadidos sobre esa producción.

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